Ayer fue otro día tremendo. Quienes han decidido darle la vuelta a la dirección de las calles y convertir una ciudad amable y tranquila en un continuo caos, echaban la culpa a las fiestas de la Semana Grande y los turistas . 48 horas después de las fiestas y con una clara afluencia menor de visitantes, ayer martes el caos se volvió a adueñar del Centro. Los parkings, completos, los agentes de movilidad desbordados y la vida diaria de la ciudad bloqueada. Repartidores, taxistas y conductores de autobús desesperados. No hay duda que de madrugada en la ciudad se circula de forma fluida, el resto del día es un infierno. Cualquier pequeño pueblo de España tiene indicadores en lugares visibles, conectados en tiempo real con los aparcamientos que proporcionan información sobre la situación de la ocupación de los parkings, la histórica distante relación entre los gestores de los aparcamientos de la ciudad y el Ayuntamiento ha hecho que este asunto también haya sido deficiente, ahora inexistente . Al departamento de movilidad se le acumulan los problemas, a los donostiarras se les empieza a acabar la paciencia “A quien corresponda”