La nueva entrada y salida a San Sebastián por Gros, actualmente en construcción lleva retraso y no estará operativa para el verano, como inicialmente se había anunciado, era intención del Ayuntamiento que estuviera operativa para aliviar la entrada de vehículos por Amara, sistemáticamente atascada (una situación recordemos de “nueva” creación, como consecuencia de los múltiples impedimentos para circular por otras calles del Centro y Amara cuya circulación termina por imperativo legal junto al río, en ese vial en el que dijeron que no se construiría un carril bus para conectar Amara con la estación de autobuses y que finalmente se construyó; nada es por casualidad)
Algunas informaciones apuntan al descubrimiento de un terreno más endeble de lo esperado y no será, en principio hasta otoño cuando el nuevo pinchazo de la variante donostiarra esté operativo. El presupuesto de la obra es de unos 12 millones de euros y para la operación ha sido necesario talar 180 árboles, que el Ayuntamiento espera reponer hasta un número de unos 350.
Lo cierto es que una vez más , las previsiones en material de movilidad no se cumplirán y el próximo verano (y no sólo en verano), la ciudad volverá ser una fiesta.
También resulta paradójico que a falta de varios meses para terminar una obra en la variante de más de 12 millones de Euros, el Ayuntamiento que dio su visto bueno a la obra que ejecuta la Diputación como propietaria de la carretera, se tenga que pronunciar oficialmente si la GI-20 se queda como está, una carretera que absorbe un tráfico de entre 60.000 y 70.000 vehículos al día o se convierte en una carretera de coexistencia o sea en la práctica perdería su función actual….vivir para ver. “A quien corresponda”