San Sebastián, la fábrica de los atascos

Ahora le ha tocado el turno a Iztueta, la conexión entre Atotxa y Gros y el Centro de San Sebastián, cerrada durante meses, tras el derribo del viaducto y abierta recientemente de forma provisional. Es la salida natural de la zona, junto a dos colegios, los juzgados, un polideportivo, un centro de arte contemporáneo, un parking `´público, cientos de plazas privadas, un concesionario de coches y hasta varias funerarias; todo a escasos 200 metros de la Avda. De la Libertad. Jamás hubo retenciones en esta zona, en cuyo extremo antes de la obra había dos carriles y tras la reforma se ha dejado uno, el mismo para girar a la izquierda hacia el Paseo de Francia y salida de la ciudad y a la derecha hacia Gros y el Centro. El semáforo actual está 75 segundos en rojo y 15 en verde y las retenciones, no solo en las horas punta, son importantes y sobre todo innecesarias. Solo cabe pensar en dos escenarios o los responsables no se han enterado de lo que ocurre o lo que es peor, pretenden generar un problema, donde antes no lo había para en un corto futuro prohibir el giro a la derecha (Gros/Centro), algo que ya sucedió durante el periodo de obras. Sea como fuere es un despropósito que nadie entiende y al que los donostiarras les resulta familiar, porque lo que ahora está pasando en Iztueta, ocurre a diario, desde que comenzaran las problemáticas obras del Topo en la Calle Fuenterrabía, en la entrada a la ciudad por el río, Paseo de Vizcaya y Arbol de Guernica, los accesos del vía Ibaeta-Aiete-Amara, en Miraconcha desde el cierre del Paseo de la Concha, un desvío obligatorio por una carretera estrecha que en la actualidad hay tres obras, convertido el recorrido en una yincana entre vallas de obras, hormigoneras y obreros regulando el tráfico y tantas otras situaciones similares.
Sorprende que en todas estas “nuevas” retenciones, nunca se ve un agente de movilidad, ese cuerpo que pasea el radar móvil, retira bicicletas mal estacionadas y llama la atención a los usuarios de patinetes Toda esta política liderada por la concejal jeltzale Pilar Arana con el apoyo incondicional del alcalde de la ciudad, también del PNV, Eneko Goia.