Noemi Navas, directora de Comunicación de ANFAC, explico que “la huelga de los portavehículos y del transporte en general ha afectado severamente a las matriculaciones de automóviles del último mes, que a excepción de la pandemia registran la cifra más baja para un mes de marzo en la serie histórica y que marcan un primer trimestre a la baja. Además de las crisis de suministro de materias primas y del alza en los precios en la energía, las marcas tienen parados miles de vehículos en las campas con dificultades de llegar a la distribución. Por otro lado, la conjunción de estos elementos negativos junto con el conflicto en Ucrania no beneficia a la demanda, que prefiere esperar a que se aclare la situación antes de comprar un nuevo coche. No cabe duda de que la recuperación del mercado tendrá que esperar al menos otro año”.
Raúl Morales, director de comunicación de FACONAUTO, indicaba que “El contexto general de nuestro país, sobre todo la huelga de transporte de marzo, y el contexto particular del automóvil, con la crisis de microprocesadores, han hecho que el trimestre haya resultado peor de lo esperado. La falta de oferta es lo que hoy condiciona más el mercado, debido a que los plazos de entrega de vehículos quedan lejos todavía de lo que nos gustaría. Pese a un entorno tan volátil como el actual, seguimos trabajando junto a los fabricantes para que esta situación afecte lo menos posible a los clientes. Siendo crítica la falta de oferta, lo que más nos preocupa ahora es que, con el impacto de la guerra de Ucrania y una situación macroeconómica cada vez más deteriorada, sea la demanda la que pueda fallar. Pese a ello y al mal comportamiento de las matriculaciones, los pedidos en los concesionarios mostraron todavía en el mes de marzo un ritmo razonable.”
Según la directora de Comunicación de GANVAM, Tania Puche, “las matriculaciones siguen bajo mínimos y cierran el primer trimestre del año con volúmenes que se quedan prácticamente a la mitad de lo que le corresponde a nuestro mercado. A la falta de oferta como consecuencia de la escasez de microchips se le suma la escalada del precio de los carburantes que, agravada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, provoca un clima de incertidumbre que hace al consumidor posponer su decisión de compra. Más allá de bonificaciones para compensar la subida de precios, el Gobierno debería acometer reformas estructurales que, en el caso del sector automoción, pasan no solo por reducir al mínimo el IVA del carburante sino por poner en marcha un esquema fiscal que no grave la compra del coche para evitar así penalizar la renovación del parque y la consecución de los objetivos de descarbonización”.
Fuente: Nota de prensa ANFAC, FACONAUTO y GANVAM.