Juan Ignacio Viedma. Llegó muy joven a la política, ¿cómo lo recuerda?
Bakartxo Tejeria. Siempre he sentido interés por la política. El hecho de ser nacionalista hace que sigas muy de cerca todo lo referente al devenir de tu pueblo. En mi casa se vivieron con intensidad los primeros pasos de la reconstrucción de nuestro país, Euskadi, después de la dictadura. Supongo que eso me marcó y empecé a participar desde muy joven en política. Eso hizo que con 27 años me propusieran ir en listas al ayuntamiento de mi pueblo, Villabona. A partir de ese momento, una cosa llevó a la otra.
J.I.V. Ha sido alcaldesa durante varios años, ¿echa de menos el contacto directo con los ciudadanos?
B.T. Ser alcaldesa es una experiencia enriquecedora. Los ayuntamientos son la mejor escuela para aprender a hacer política. En mi caso, primero como concejal y, luego, como alcaldesa, tuve la oportunidad de trabajar por y para mi pueblo. Y eso resulta muy gratificante. Es verdad que el contacto con los ciudadanos es muy directo. También en otras instituciones, como el Parlamento, mantenemos relación con la ciudadanía; buscamos conocer y dar respuesta a sus necesidades. Personalmente, intento mantener contacto directo. La de alcaldesa fue una etapa en mi vida y ahora estoy en otra, como presidenta del Parlamento Vasco. Las dos son sumamente enriquecedoras.
J.I.V. ¿Cree que los ciudadanos saben exactamente lo que hacen?
B.T. Me gusta pensar que sí, que saben que en el Parlamento hacemos las leyes que, luego, tienen repercusión directa en la vida de todas y todos nosotros: en educación, sanidad, economía… Y, además, realizamos la función de control al Gobierno. De todos modos, no voy a ocultar que, en un momento como el actual, en el que la política está bastante desprestigiada, a veces siento que sí existe alejamiento y desconocimiento por parte de la ciudadanía del trabajo que realizamos. En ese sentido, reivindico la política como vocación de servicio público. Yo la siento así. Y creo que la mayoría de los que nos dedicamos a ella, con independencia del partido en el que militemos, la vivimos así.
J.I.V. Después de toda una legislatura como presidenta, ¿es más fácil encarar la renovación del mandato?
B.T. Sí, sin duda. Pese a que soy parlamentaria desde 2001, mi labor como presidenta es muy diferente a la que realizaba anteriormente. Por tanto, indudablemente, cuatro años me permiten conocer y desempeñar con mayor seguridad mis tareas.
J.I.V. ¿A qué retos se enfrenta en esta legislatura?
B.T. Creo que el Parlamento, y el país en general, tiene tres retos: el afianzamiento de la reactivación económica, unido al fortalecimiento de nuestro sistema de bienestar social; la consolidación de la paz y la convivencia; y el diseño y la materialización de un nuevo estatus jurídico-político que nos permita abordar los nuevos retos a los que nos enfrentamos. Para afianzar la reactivación económica, necesitamos cimentar nuestro tejido productivo al tiempo que creamos empleo de calidad y avanzamos en justicia social. En lo relativo a paz y convivencia, debemos acordar unas bases que garanticen que no se repitan ni la violencia ni el sufrimiento injusto que hemos padecido durante años. Y en lo referente al nuevo estatus, hay que culminar los trabajos iniciados en el Parlamento durante la pasada legislatura.
J.I.V. Es socia del RAC Vasco Navarro. ¿Se siente más segura estando acompañada por el Club?
B.T. Sí. Es la principal razón de que sea socia. En las pocas ocasiones en las que he tenido un percance, la respuesta del RACVN ha sido siempre inmediata y satisfactoria.
J.I.V. ¿Cómo valora el papel del RACVN en temas como seguridad vial, movilidad y sostenibilidad?
B.T. Creo que la labor de concienciación es fundamental. En ese sentido, me parece importante el trabajo que realiza el RAC Vasco Navarro desde un punto de vista social. Igual que en otros ámbitos, la colaboración público-privada también resulta fundamental para impulsar la seguridad vial y contribuir a una movilidad sostenible. Y contar con una asociación con una experiencia tan dilatada como la del RACVN, con más de 23.000 socios, supone una ventaja.