Redacción RACVN. Después de una actividad tan ajetreada y con tanta responsabilidad como la de ministro de Asuntos Exteriores, ¿aprecia la tranquilidad de una vida nueva más sosegada o echa de menos la adrenalina propia del cargo?
José Manuel García-Margallo. La vida son etapas y hay que correr cada etapa como la etapa exige. No es lo mismo una etapa de montaña que una de llano y una etapa contrarreloj que una etapa en línea. La etapa de ministro fue apasionante y me permitió hacer muchísimas cosas, es verdad que en algunos momentos echo de menos no haber podido terminar algunas de las cosas que tenía en cartera. Pero mi vida ahora no es ni mucho menos tan sosegada como usted cree. Soy presidente de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, doy muchas conferencias, estoy preparando un libro sobre la reforma constitucional y estoy bastante presente en medios de comunicación. Cuando me despedí del ministerio entregué la carte¬ra, pero no entregue ni mi cabeza ni mi pasión por España.
RACVN. ¿Cuántas horas duerme al día un ministro de Asuntos Exteriores?
J.M.G.-M. No duerme demasiado, pero lo peor es que las horas que se duermen no se duermen bien. En el mundo hay 193 países y hay muchísimos españoles que residen, trabajan o se desplazan fuera. Cuando ocurre cualquier cosa -como los terremotos en Nepal, los atentados en París y Niza, o simplemente la desaparición de españoles en el extranjero- se activan todas las alarmas y ninguno de los responsables pegamos ojo. Los viajes también alteran el sueño, sobre todo cuando hay un desfase horario.
RACVN. ¿Qué porcentaje de información real puede explicar al público general el máximo responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores?
J.M.G.-M. En diplomacia hay que saber combinar discreción y trasparencia. Yo he sido partidario de dar la máxima información posible siempre dentro de la discreción que el cargo exige. Y lo he hecho porque siempre me ha preocupado que la política exterior sea contemplada por los españoles como algo ajeno, algo que no afecta a sus vidas. Y eso simplemente no es verdad. La mayoría de las decisiones que afectan a nuestra vida todos los días vienen muy influidas por lo que se decide fuera. Cuando Clinton llego a la Casa Blanca en 1992 casi nadie tenía correo electrónico, hoy es algo absolutamente corriente en cualquier lugar del mundo. Las empresas multinacionales pueden cambiar sus instalaciones productivas con un golpe de ratón y eso puede arruinar o enriquecer a cualquier país. Cuando Tump anuncia que va hacer un gigantesco programa de infraestructuras es seguro que los tipos de interés van a subir en los EE. UU. y eso va a repercutir inmediatamente en el coste de nuestra hipoteca.
RACVN. ¿Le tocó uno de los momentos más complicados para afrontar la política exterior española? ¿Hemos perdido influencia por la coyuntura mundial?
J.M.G.-M. Hemos ganado influencia. Conseguimos llegar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas derrotando a Turquía. En mi primer año de mandato cambiamos el formato y procedimientos de la Comunidad Iberoamericanas de Naciones. Las primeras propuestas para refundar la Unión Europea se formularon en Palma de Mallorca en dos reuniones que España apadrinó. Las relaciones con los EE. UU., que estaban muy deterioradas después de la época de Zapatero, están en su mejor momento, estamos en el núcleo duro de países que discuten sobre Siria, Irak o Libia, 130.000 españoles han participado en operaciones de mantenimiento de La Paz… Nuestros cooperantes tienen el reconocimiento de toda la comunidad internacional. Es obvio que no somos una gran potencia, pero dentro de las potencias medias estamos muy bien colocados. Yo diría que estamos boxeando por encima de nuestro peso.
RACVN. De las que ha tenido que realizar, ¿qué negociación le resulto más complicada?
J.M.G.-M. La negociación con Argentina después de la expropiación de Repsol que se consiguió saldar con un magnífico resultado para nuestra compañía. Las negociaciones con Panamá cuando parecía que el consorcio donde participaba una empresa española no podría terminar el canal a tiempo. Las negociaciones con la Unión Europea para conseguir un poco de flexibilidad en el proceso de ajuste de nuestras cuentas públicas y, por supuesto, las conversaciones con los países del norte de África, que son nuestra prioridad máxima.
RACVN. Hay un pesimismo generalizado sobre el estado político de la Unión Europea, ¿cree que se encuentra en su peor momento? Después de su amplia experiencia, ¿cree que tiene futuro la UE?
J.M.G.-M. La UE no ha sabido torear con éxito la crisis económica, resolver la crisis de los refugiados o diseñar una política exterior de seguridad que haga de la UE un actor relevante en el mundo. El futuro pasa por diseñar una Europa a varias velocidades o a círculos concéntricos. El primer círculo -el de los países que compartimos moneda- tiene que adoptar de una vez por todas una estructura federal. Este núcleo central tendría relaciones confederales con los demás países de la Unión que no forman parte de la Unión Monetaria. El tercer círculo estaría formado por los países vecinos con los que tenemos que tener relaciones especiales. Estoy pensando en el Reino Unido, en Turquía y en Rusia.
RACVN. Con el ‘Brexit’, ¿el inglés debe desaparecer como lengua oficial de las instituciones europeas?
J.M.G.-M. Rotundamente, no. El inglés es la lengua franca en relaciones internacionales y la lengua más utilizada en las redes sociales.
RACVN. ¿Le gusta conducir o le gusta más navegar?
J.M.G.-M. Conducir no me gusta nada, navegar me gusta mucho.
RACVN. ¿Qué opinión le merece el papel de los automóvil club y, concretamente, del RACVN?
J.M.G.-M. Soy miembro del RACVN y del RACE desde hace mucho tiempo y me han sacado de algún apuro.
RACVN. ¿Cuál es su relación con el País Vasco?
J.M.G.-M. Llegué a San Sebastián muy niño, en San Sebastián hice el Bachillerato, y en Deusto me gradué. Estuve luego destinado en San Sebastián como inspector técnico fiscal del Estado y mi padre sigue viviendo allí.
RACVN. ¿Qué recuerdos guarda de San Sebastián y de su época de estudiante en la Universidad de Deusto?
J.M.G.-M. Si, como decía el poeta, la infancia es la patria del hombre, entenderá usted que me sienta muy vinculado a esta tierra. No sé si es verdad que con el tiempo se olvidan los malos recuerdos y solo se conservan los buenos, y que por eso la mayoría de mis recuerdos son amables. Y digo la mayoría porque yo he vivido en el País Vasco en los años duros del terrorismo y he perdido muchos conocidos y muchos amigos.