RACVN. ¿Qué papel tiene hoy en día un automóvil club como el RACVN?
El RACVN tiene hoy la misma función que en la época de su fundación: la asistencia al automovilista. En un principio enfocada sobre todo a enseñar a conducir, a informar sobre modelos de coches, permisos, talleres de reparación, guías de surtidores de combustible, repuestos, guías de viajes, planos de carreteras, etc. Hoy en día, además, “asistencia integral” no solo al automóvil sino al conductor, personal y familiar, en todos los ámbitos más allá de la asistencia al automóvil en caso de avería.
RACVN. ¿Qué nota daría a las Administraciones en su actuación en la movilidad general?
P.M. En cuanto a la presencia mediática, un sobresaliente. En cuanto a la efectividad, un aprobado. Eso sí, en muchos casos hay Administraciones que merecen un sobresaliente; pero en otros, un suspenso de solemnidad.Los accidentes han disminuido sensiblemente, pero el mantenimiento de calles y carreteras es, en general, lamentable.
RACVN. ¿Cree que es equitativa la distribución de los impuestos que pagan actualmente los automovilistas?
P.M. En absoluto. No es cuestión de ser radical, pero el impuesto debe ser, al menos en este caso, para la actividad que lo genera. Y ello no es así. La Administración obtiene de los impuestos derivados del automóvil unos elevadísimos ingresos que no se destinan primordialmente al sector (carreteras, etc.) sino que se destinan a otras atenciones, muchas veces más relacionadas con gastos que se denominan ociales”, que en el fondo no es más que un modo de conseguir apoyo político. Últimamente, como parece que no basta con los impuestos que pagan los automovilistas, las Administraciones han puesto de “moda” el cobro de peajes; no por circular por carreteras especiales, sino como sistema general de obtención de ingresos fiscales cuyo destino dudo mucho que sea la implementación o mantenimiento de carreteras. Esa voracidad fiscal, que muchas veces maquilla una deficiente o descuidada gestión de los asuntos y recursos públicos, está siendo contestada por los intereses afectados. Es decir, la actitud del automovilista se está volviendo beligerante ante lo que consideran un abuso. Y no solo aquí; una muestra en Europa es la suspensión de la implantación de peajes ante la fuerte contestación ciudadana, como ha ocurrido recientemente en Francia (Bretaña).
RACVN. ¿Qué importancia cree que tiene la formación de los automovilistas?
P.M. Es fundamental. Sin información no es posible la educación, que debe ser continuada y es imprescindible para una conducción segura que respete los derechos de todos los usuarios de las vías. Y sin información, es decir el conocimiento de las circunstancias y condiciones del vehículo que se conduce y de la carretera por la que se viaja, el automovilista no puede, en la mayoría de las ocasiones, tomar las decisiones más apropiadas en el manejo de su vehículo.
RACVN. ¿De qué manera se implica el RACVN en la movilidad en general de los ciudadanos?
P.M. El RACVN promueve numerosas actividades públicas para hacer llegar a la ciudadanía los principios básicos de la movilidad, especialmente en los ámbitos urbanos, que son los más complejos. Así promociona cursos de conducción ‘Ecodriving’, orientados a una conducción racional y respetuosa con el medio ambiente; organiza el Encuentro Ciudadano con la Movilidad, que se celebra anualmente en Bilbao con la finalidad de transmitir conocimiento y experiencias y dar información sobre los más actuales sistemas de movilidad y transporte en nuestras ciudades; cursos diversos dirigidos a la infancia, a nuestros mayores…; cursos de concienciación de automovilistas sobre accidentes de tráfico, etc. En suma, un cúmulo de actividades en colaboración con organismos y Administraciones.
RACVN. ¿Cree que en general los responsables de nuestras ciudades dan la respuesta necesaria para facilitar la circulación?
P.M. Creo que en general se busca una utilización más “amable” de la ciudad, primando a determinados sectores. Desde luego, no se facilita la circulación del automóvil. Hay que reconocer que el asunto es complejo, pero pienso que se está cayendo en el error de erradicar al automóvil del centro de las ciudades –donde, no hay que olvidarlo, existen comercios y sobre todo vive gente (no solo paseantes ajenos al lugar)– pues ello nos llevará a tener ciudades “muertas”, sin vida.