Parque Natural del Cabo de Gata

Un abrazo entre la tierra y el mar

Al sur y al norte del Cabo de Gata se extiende uno de los más peculiares Parques Naturales de España. En sus 37.500 hectáreas terrestres, 12.000 hectáreas marinas y 63 kilómetros de costa, custodia celosamente parajes de extrema belleza, ricos fondos marinos, playas vírgenes, evocadores desiertos y pintorescas poblaciones marineras que han sabido adaptarse, con mayor o menor destreza, al fenómeno del turismo.

El valor paisajístico de esta paradisiaca zona del litoral mediterráneo se debe a su singular geología de origen volcánico. Sus áridos paisajes, desérticos a veces, son parte de un delicado ecosistema en el que fauna, flora y humanos han sabido convivir de forma armoniosa y respetuosa a lo largo de los años. Desde Vera hasta Almería, la ruta en coche por el Cabo de Gata atraviesa bellas y solitarias playas, vertiginosos acantilados, desiertos de película, interesantes reservas de aves, blancos pueblos de pescadores y prósperas ciudades dedicadas al cultivo de la fruta.

Vera, con su iglesia fortaleza rodeada de callejuelas, marca el inicio del viaje. Sus siete kilómetros de playa invitan a practicar el surf, asistir a una sesión de cine de verano en Garrucha o a tomar una copa a la puesta del sol en los animados chiringuitos de Pueblo Indalo. Siguiendo hacia el sur, y estratégicamente situada sobre la sierra de Cabrera, se encuentra la blanca Mojácar, bellísima localidad de origen musulmán y encaladas casas con flores rojas colgando de sus balcones. Más al sur se halla Carboneras, población con un marcado pasado militar que se conserva en los restos de murallas y fortificaciones. No muy lejos está la espectacular playa de El Algarrobico, donde se filmaron algunas escenas de Lawrence de Arabia.

Desde la cristalina Agua Amarga, donde se respira un ambiente típico de pueblo mediterráneo de pescadores, se pueden recorrer numerosas y tranquilas calas y en Rodalquilar, unas antiguas minas de oro, el Jardín Botánico del Albardinal y el Museo Geominero.

El pasado marinero de la zona se hace patente en Isleta del Moro, con sus altos promontorios desde los que se oteaba el horizonte en busca de posibles enemigos venidos del norte de África. En Los Escullos, antiguo refugio de navegantes, te espera el castillo de San Felipe, y en Pozo de los Frailes una noria usada hasta hace poco para lavar la ropa.

Ya en pleno Parque Natural es de admirar el ancestral arte de los pescadores de San Miguel de Cabo de Gata que, al caer la tarde, remiendan sus curtidas redes sobre la arena. La Almadraba de Monteleva, rincón de belleza inusitada rodeado de antiguas salinas, es famosa por el avistamiento de aves y, especialmente, de los preciosos flamencos rosas. Y para ver la puesta de sol nada como acercarse al faro del Cabo de Gata, donde los últimos rayos de luz iluminan el arrecife de las Sirenas, llamado así por el sonido de las focas monje que lo habitaban, tristemente extinguidas.

En el interior del parque se halla el desierto de Tabernas, con sus cactus y rocas rojizas, que ha servido de escenario para numerosas películas, como los famosos spaguetti westerns de Sergio Leone. La excepcional belleza de este paisaje desértico es única en Europa.

Dejamos atrás el Parque Natural y nos dirigimos a Almería pasando por El Ejido, con sus características y enormes extensiones de invernaderos. Ya en la capital, la extraordinaria historia andaluza, auténtico crisol de culturas, se muestra soberbia en la Alcazaba, la catedral o el Cable Inglés, joya de la ingeniería del hierro de principios del siglo XX. El arraigado fervor de estas tierras se respira en la gran cantidad de iglesias y conventos, como el de Las Puras o el de La Encarnación.

Nuestra ruta en coche por el Cabo de Gata concluye en Sorbas, con la visita a una de las formaciones kársticas más importantes de Europa. Se trata de un asombroso paraje subterráneo creado por la erosión del agua a lo largo de miles de años. Las figuras que forman las estalactitas y estalagmitas son dignas del más fantasioso cuento de hadas y el perfecto broche final para este recorrido por el Cabo de Gata, un lugar mágico que quedará para siempre apresado en tu retina.

Sugerencias para disfrutar de la ruta

• La costa del Cabo de Gata preserva fondos submarinos de riqueza sin par, un auténtico paraíso para los submarinistas.
• Si prefieres no bajar al fondo del mar, puedes practicar otras muchas actividades, como la vela, el voley-playa o el kayak de mar.
• ¿Sabías que la localidad de Vera batió en 2013 el récord Guinness de baño colectivo desnudo del mundo? Participaron 729 personas.
• El símbolo de Mojácar es la figura de un niño que sostiene un arco. Es de origen prehistórico y se cuelga sobre las entradas de las casas para ahuyentar el mal de ojo.
• La playa de El Algarrobico ha ocupado muchas portadas de diarios por protagonizar un escandaloso caso de construcción ilegal. El esqueleto del controvertido hotel, que nunca se terminó, invita a reflexionar sobre la necesidad imperiosa de salvaguardar el patrimonio natural del país.
• En el Cortijo del Fraile se fraguó un tremendo crimen que García Lorca narró en su célebre obra Bodas de Sangre.
• Se dice que el de la Vera es el mejor pimentón de la Península.
• La gastronomía de este litoral, rica en pescado fresco y buenos productos de la huerta, es famosa por sus pescados a la plancha, guisados o fritos, los pucheros como el caldo colorao, el ajoblanco o la dulce leche frita.

Carné de ruta

• En avión 
  Aeropuerto de Almería (a 9 km de Almería).
• En coche 
  Bilbao-Vera: 910 km, vía Burgos, Madrid, Albacete y Murcia.
• Longitud de la Ruta 
  218 km.

Mejor Época

Verano, sin duda, aunque puede visitarse también en otras estaciones debido a su buen clima.

Textos cedidos por My Way Rutas en coche.