Lisboa, Cascais y Sintra

La melancólica aristocracia atlántica

Orgullosa de su luz y de su belleza, Lisboa se deja contemplar, coqueta, desde los muchos miradores que aparecen sobre las colinas de la ciudad. Bañada por el ríoTajo y señora de su desembocadura, su estratégica situación le confirió un papel primordial en el glorioso pasado de Portugal junto a sus vecinas Sintra, Estoril y Cascais. Los ecos de infantes y navegantes se mezclan con la dulce tristeza de los fados en una ruta que transcurre junto al bravo océano Atlántico.

Ciudad de postal donde las haya, Lisboa es un regalo para el visitante en cualquier época del año. Iluminados por una mágica luz proveniente del Atlántico, sus blancos pavimentos y sus bellos mosaicos nos retrotraen a una época en la que la capital lusa gobernaba medio mundo. Los tranvías, silenciosos, se deslizan por los emblemáticos barrios de Bairro Alto o Alfama, contemplados desde los miradores de Graça o Santa Lucia por boquiabiertos visitantes.

En las afueras, Belem custodia uno de los más románticos monumentos del país: el monasterio de los Jerónimos. La voz de Fernando Pessoa, el más grande de los poetas lisboetas, resuena todavía en los elegantes cafés del centro. Su escultura permanece sentada junto a una silla vacía en la terraza de A Brasileira, dicen que castigada a esperar eternamente por lo mucho que siempre hizo esperar a sus amigos.

La ruta en coche por Lisboa sigue hasta la villa de Sintra, a la que Byron tildara de glorioso edén. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cobija preciosos tesoros arquitectónicos, entre los que destaca la Quinta da Regaleira o el Palacio da Pena. Desde el faro del Cabo de Roca, el más occidental de Europa, las puestas de sol son de una belleza salvaje.

La costa portuguesa muestra su esplendor en Cascais, una antigua villa de apenas treinta mil habitantes. Asomada a una espléndida bahía, durante los años treinta del siglo pasado fue lugar de veraneo de la jet set europea. Por aquí pasaron los Onassi, los Renault y la familia real española, que residió en Estoril durante su exilio. En la actualidad es un animado centro turístico que conjuga el atractivo de su importante patrimonio arquitectónico con las facilidades para la práctica de deportes náuticos y el golf.

Sugerencias para disfrutar de la ruta

  • En el Cais de Sodré se puede tomar un ferry hasta Cacilhas. Al llegar a la otra orilla, vale la pena pasear hasta Cais do Ginjal, con unas vistas espectaculares.
  • En el parque Eduardo VII, el más grande de Lisboa, hay un conjunto de invernaderos y umbráculos que bien valen una visita. En verano es un lugar estupendo para disfrutar de la frescura que ofrecen.
  • Las monjas del monasterio de los Jerónimos elaboran, desde el siglo XVIII, una de las más deliciosas sorpresas gastronómicas de Lisboa: unos pastelitos de hojaldre y crema de receta secreta.
  • El 28 es uno de los más famosos tranvías del viejo continente. Tómalo y podrás contemplar sin cansarte los barrios desde el castillo de San Jorge hasta bairro Alto, pasando por Graça, Mouraria, Alfama, Baixa, Chiado, Madragoa.
  • Martinho da Arcada es la cafetería más antigua de Lisboa, pues sus orígenes se remontan a 1778. Lugar de reunión de escritores y artistas, está decorada con numerosos retratos y los omnipresentes azulejos.
  • Las sardinas son, junto con el bacalao, el plato más popular de la ciudad. Los lisboetas sacan a la calle sus propias barbacoas para cocinarlas a la brasa con carbón.
  • Un buen lugar para oír música es el barrio de Alfama, un intrincado grupo de empinadas callejuelas y casas desvencijadas que albergan bares y cafés en los que todavía suena la voz de la reina del fado: Amália Rodrigues.
  • Luís de Camões, gran poeta luso, cantó la belleza del Cabo de Roca diciendo que era «donde la tierra acaba y el mar comienza».
  • Ian Fleming creó el personaje de James Bond en Cascais, y el hotel Palacio, junto al casino de Estoril, sirvió de escenario para la película Al servicio secreto de su Majestad, protagonizada por el mítico agente secreto.

Carné de ruta

  • En avión 
    Aeropuerto Internacional de Portela (a 7 km de Lisboa).
  • En coche
    Bilbao-Lisboa: 870 km, vía Burgos y Salamanca.
  • Longitud de la Ruta 
    115 km.

Mejor Época

Cualquiera es buena, aunque el verano es preferible si se quiere ir a la playa.

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Textos cedidos por My Way Rutas en coche.